Esta actividad es una invitación a volver a esos días en que jugar bajo el sol y mojarse de pies a cabeza era la mejor parte del día. El Splash Day nos recuerda que, incluso en el mundo laboral, divertirse también forma parte del trabajo. Es un espacio para dejar a un lado el estrés, soltar las preocupaciones y reconectar con ese niño interior que disfruta, se ríe y se entrega por completo al momento. Porque cuando el equipo se permite relajarse y compartir desde la alegría, el trabajo fluye con más creatividad, energía y conexión.