Las aguas del Pacífico frente a las costas guatemaltecos se convierten, entre noviembre y marzo, en el escenario del encuentro de un grupo de ballenas jorobadas que juguetean en las aguas cálidas como parte de su largo recorrido migratorio.
Estos mamíferos, que miden entre 15 y 20 metros y pesan de 25 a 40 toneladas, viajan unas 3 mil 100 millas náuticas (unos 5 mi 700 kilómetros) desde el frío del norte, en busca de las placenteras aguas del Pacífico tropical, para su proceso de reproducción.
Desde hace dos años se comprobó la presencia de grupos de cetáceos en aguas guatemaltecas, y se ha comenzado a adoptar su avistamiento como un atractivo turístico.
Pablo Cabrera, director de Extremo a Extremo, una empresa de ecoturismo, realiza cada fin de semana viajes para contemplar la presencia de estos animales durante el tiempo que dura el avistamiento. Asegura que de enero a marzo existe un alto porcentaje de posibilidades de ver estos gigantes marinos.
A tan solo cinco millas náuticas (menos de 10 kilómetros) de la playa de Las Lisas, Santa Rosa, zarpan las embarcaciones en búsqueda de las ballenas.
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Bastan un par de horas para encontrar el punto de cortejo, donde se puede contemplar cada siete minutos su salida a la superficie en donde ofrecen un espectáculo de aletas, colas y cuando con un poco de buena suerte, se les puede ver saltar, lo cual deja a los espectadores extasiados.
Las ballenas Jorobadas, o Yubartas, son de un color grisáceo y poseen las aletas más grandes que cualquier otra de su especie. Una de sus particularidades es el canto que emiten y los golpes con sus aletas en el agua; son caracterizadas, además, por su actividad acrobática.
Llegan a las costas guatemaltecas en grupos para cortejo, apareamiento y crianza. En las jornadas pueden verse ballenas con sus crías, según Cabrera, los mamíferos identifican las zonas donde se reproducen y vuelve para la crianza.
Por Eswin Quiñónez
09:26 | 14/02/2010
Fuente: Prensa Libre